Para reflexionar…
Literalmente, el valor de los libros está por los suelos. Rozan el cero absoluto y no es broma: hay incluso que promocionar los días de descargas gratuitas para que nuestros libros se difundan y conseguir una pequeña visibilidad que nos permita luego vender nuestro libro al, oh, magnánimo precio de 0,99 euros si quieres ser competitivo. El siguiente paso será pagar para ser leído.
Ojo, que no es una queja. A mí no es que me afecte en gran medida. Yo seguiré escribiendo igual, sencillamente porque la única ley que me rige en este mundo es la de mi ilusión. Es más, si consigue ahuyentar a los que exclusivamente buscan un fin económico en esto de juntar letras, menos oportunistas a mi alrededor.
Pero sirva este panorama como una triste apreciación de cómo funciona el mundo. Antes se vendía, y las pocas editoriales que había sacaban su…
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